martes, 27 de noviembre de 2012

LUIS SÁNCHEZ GARCÍA

Luis nació el 19 de agosto de 1918 en Madrid; fueron sus padres Luis Sánchez y María García. Fue bautizado en la Iglesia de Ntra. Sra. de las Maravillas de Madrid el 27 de agosto de 1918; Confirmado en el Ferrol (Coruña) el año 1822, recibió la 1ª Comunión en Reinosa (Cantabria) el 21 de junio de 1927.

Recibió su primera educación religiosa en el Colegio del Sagrado Corazón de Reinosa, donde estudió hasta su preparación para el Bachiller. Trasladado con su familia a Madrid en 1929, estudió los primeros años del bachillerato en el Colegio de los PP. Maristas del Paseo del Cisne hasta 1933 y lo terminó en el Instituto de Lope de Vega. Cursó sus estudios con gran aplicación y aprovechamiento como lo muestra su ingreso en la Facultad de Derecho a los 16 años, teniendo aprobados los cursos antes de tener cumplidos los 18.

De carácter alegre y decidido, destacó siempre por la vivencia profunda de sus prácticas de piedad y su valentía en la manifestación de sus sentimientos de fe y valores religiosos; ingresó en el Grupo Juvenil de AC en el año 1934. Simultaneó sus estudios y su vida de fe con su compromiso político, a de su pertenecía a Falange desde 1934. Su compromiso y su valentía le provocaron un incidente que tuvo lugar durante el tristemente entierro del suboficial de la Guardia Civil antes de la Guerra: que resultó herido en la refriega.
Siendo tan notorias, destacadas y conocidas sus creencias religiosas y sus ideas políticas, se dio la circunstancia de figurar entre su vecindad uno de los que dieron muerte antes de la cruzada al estudiante Matías Montero y que vigilaba su actuación. Éste chico fue el mismo día 19 de julio de 1936 a detenerlo en su domicilio y bajo su propia vigilancia; pero el 13 de agosto, con su denuncia, fue sacado por un pelotón de milicianos para ser fusilado en la madrugada del 18 de agosto de 1936. Antes de salir de su casa se despidió con gran serenidad de su familia.

Fue identificado mediante una fotografía que exhibieron en la Dirección de Seguridad y que sirvió para su identificación, notándose en el cadáver los tiros en la frente. A pesar de las múltiples gestiones efectuadas, no pudieron obtenerse detalles concretos sobre las circunstancias en que tuvo lugar su ejecución, pero es indudable, dada la serenidad con que hubo de conducirse durante su detención, que no desfallecería un solo instante  y moriría proclamando que lo hacía “por Dios y por sus padres” que era la frase que empleaba siempre para justificar sus actos en la lucha en la que venía exponiendo su vida.
Siempre se ha recordado con la natural emoción que no abandonó su  rosario ni sus medallas al vestirse para ser conducido, a pesar de conocer las vejaciones a que se exponía si era registrado por todas partes.
Conocido su enterramiento por la identificación, fue trasladado después de la guerra dentro del mismo campo santo de Ntra. Sra. de la Almudena.

DOCUMENTOS

- ABC 17 de abril 1936. ´Luis Sánchez es herido en una manifestación.-
- Ficha necrológica de Acción Católica

 

domingo, 25 de noviembre de 2012

JOSÉ SÁNCHEZ GALLEGO

José nació el 6 de junio de 1918 en Arcos de la Frontera (Cádiz), hijo de Mariano Sánnchez y Dolores Gallego; fue bautizado en la Iglesia de Santa María el día 6 de septiembre de 1918.

 Siendo aún niño su familia se trasladó a Madrid. Desde su infancia se distinguió por su sentido religioso y piedad. Ingresó a los 8 años en el Colegio de los PP. Escolapios de San Antón. Allí recibió el sacramento de la Confirmación en Madrid y la 1ª Comunión el día 15 de mayo de 1927.
Por un cambio de domicilio familiar, se trasladó al Colegio de San José de los Hermanos Maristas de la calle de Fuencarral nº 132, de Madrid, donde estudiará también el Bachiller. En este colegio pertenecerá a las juntas directivas de las asociaciones piadosas de “Amigos de Jesús” y “Pajes de Cristo”.

Vivía con su madre, Dª Dolores Gallego Ramos, en Madrid, en la calle de Luchana, nº 29, ático derecha. Por su vecindad, en 1933 va a ser uno de los jóvenes que funden en el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid el Centro Juvenil de Acción Católica Mariano Alfonsiano. Va a ser un joven que compagine su fe y sus virtudes con un compromiso político con el que construir la sociedad; esto motivará en él el compaginar su actividad de católico-militante con la actividad política afiliándose a Falange en la que fue Jefe de Centuria del Distrito de Chamberí. También destaca en él su cariño a los animales, en especial a los perros.
Se fue despertando en él una sensibilidad especial de protección a los sacerdotes y profesores de su colegio ante las persecuciones y sufrimientos que sufrieron con motivo de los incendios de iglesias, conventos, colegios, durante los años 1931 y 1934. Él mismo sufrió mofas a causa de sus ideales católicos. Todo ello despertó en su carácter, en una sociedad de ideales enfrentados, cierta animadversión a los enemigos de la fe.
Con las elecciones de febrero de 1936 se fue incrementando la tensión social en Madrid. El día 30 de junio de 1936, después de ir al cine, se despidió de unos amigos a las 21,15 hs. en la Glorieta de Bilbao y se encaminó a su casa. En ese trayecto que media entre la Glorieta de Bilbao y la calle de Luchana fue secuestrado, y  durante cuatro días no tuvieron noticia alguna de él. Parece ser que algunos chicos llevaban varios días amenazándoles.
Durante cuatro días que sus verdugos le tuvieran recluido en sitio desconocido, en una de las checas clandestinas que por entonces ya existían en la capital, donde le hicieron objeto de los más duros martirios, según se comprobó después y más tarde se jactó en decir uno de sus torturadores, a causa todo del odio a la fe profunda que como joven de Acción Católica profesaba.
El día 4 de julio de 1936 unos vecinos de Pozuelo de Alarcón oyeron disparos en dirección de la carretera a Húmera, hacia donde acudieron encontrándose a José atado a un árbol y muerto, víctima de los disparos. En el reconocimiento hecho por los médicos que practicaron la autopsia, su cuerpo apareció materialmente acribillado a pinchazos y con señales de haber sido brutalmente golpeado. Sobre su muerte encontramos informaciones en los periódicos de esos días:
- ABC Madrid día 9.7.1936 [pinchar para ver el artículo]
- ABC Madrid día 11-7-1936 [pinchar para ver el artículo]
Enterrado entonces en el Cementerio de Pozuelo con ánimo de el traslado de su cuerpo a Madrid y no pudiéndose hacer esto hasta terminada la guerra, en que fue trasladado al Cementerio de Ntra. Sra. de la Almudena.  

DOCUMENTOS

- Ficha necrológica de la Acción Católica
- Partida de defunción de José Luis Sánchez Gallego

viernes, 23 de noviembre de 2012

LUIS LÓPEZ ORTEGO

Luis López Ortego, nació el 20 de noviembre de 1919 en Cogolludo (Guadalajara); hijo de Ángel y Amparo. Fue bautizado en la Iglesia parroquial de Santa María de Cogolludo el día 29 de noviembre de 1919, y confirmado en su pueblo. Recibió la 1ª Comunión el día 25 de mayo de 1930.

Los primeros años de su vida los pasó con sus padres y abuelos en su pueblo natal, en el que recibió la educación primaria y la formación religiosa. A los trece años  va a Madrid con sus padres y comenzó a trabajar como botones en el hotel Príncipe de Asturias, y después en los laboratorios “Solis”.
Ya desde niño se vio en él una profunda fe y una ejemplar conducta conforme a esa fe, rara en su corta edad y en el medio ambiente en que vivía. Todas las noches empleaba tiempo para la oración. Confesaba con mucha frecuencia y celebraba la Eucaristía a diario, en la que ayudaba como acólito.

Muerto su padre, comenzó a vivir con madre, hermanos y su tía en la calle de Churruca nº 14-16, de Madrid. Afiliado al centro Juvenil de A.C. del Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid “Mariano Alfonsiano”, que estaba muy cerca de su domicilio, ingresó en él en 1933, cuando este fue fundado.

Su fe le llevó a ser en su trabajo diario de tal manera que sus jefes y amigos quedaban admirados por su comportamiento activo y cumplidor, que incluso llegó a odiar la lectura de novelas en las que generalmente se entretenían sus compañeros de oficio.
Con el ambiente enrarecido por las elecciones de febrero de 1936, comenzó a tener problemas a causa de su fe, por lo que se involucró en opciones políticas de Falange, llegando a ser de la guardia personal de José Antonio.
El viernes 5 de junio de 1936, había terminó su devoción de los primeros viernes de mes, que había venido haciendo con gran recogimiento. Por la tarde, después de salir del trabajo, paseaba con su novia por la calle Tutor. Se cruzó con un joven que le disparó con la pistola tres tiros, que le hirieron en la médula espinal. Atendido por el personal sanitario del Hospital Buen Suceso, situado en la misma calle Tutor. Estuvo durante 5 días luchando contra la muerte.
 
Lo primero que dijo a su madre fue “no le hagáis nada”, perdonando al chico que apretó el gatillo. El día 10 de junio dijo a su tía le dijo: “tía, me muero, pero me muero bien; dime más cosas de Dios”. Recibió los sacramentos y a las 13,00 entregaba su vida en manos de Dios, quien había su mayor pasión. Era enterrado la tarde del día 11, festividad de Corpus Christi.

DOCUMENTOS

- Ficha necrológica de la Acción Católica
- Partida de defunción de Luis López Ortego

jueves, 22 de noviembre de 2012

Frutos del Perpetuo Socorro (Laicos que sufrieron muerte violenta)

Los Redentoristas no murieron como islas; queremos destacar junto a ellos a varias personas que murieron por su fe y por la caridad que les llevó a refugiar en sus hogares a los hijos de San Alfonso cuando comenzaron a perseguirles en Madrid en el contexto de la gruerra fratricida. Hombres y mujeres de fe recia, que la alimentaron de la espiritualidad ofrecida por los Misioneros Redentoristas y por la comunión frecuente; ellos que se sintieron socorridos por la Madre del Redentor venerada en el Icono del Perpetuo Socorro, no dudaros en abrir sus casas a los que les habían ayudado a hacer crecer su fe, sabiendo incluso que se complicaban la vida. Pero la fe lleva a la caridad; y la caridad se hace veraz afrontando las dificultades.
 
Fueron numerosos los seglares que abrieron sus casas; muchos de ellos fueron testigos del testimonio martirial de los religiosos, como fue el caso de Emilia Alcázar (Vda. de Hortelano), madre del Redentorista P. Antonio Hortelano; su casa fue refugio de varios redentoristas y una especie de despacho parroquial desde donde los redentoristas refugiados en Madrid realizaban su apostolado clandestino. Mujeres que con corazón generoso acogieron y atendieron hospitalariamente a varios de los mártires; entre sus nombres nos encontramos algunos como María Ruiz, María y Arsenia Membiela, la familia Huidobro, Carmen CatalánMaría Luisa Galván, Pepita Moreno y Dolores Rosado; también hay que añadir a aquellos que acogieron a los redentoristas de San Miguel, Lola Moreno, la familia de D. Jerónimo Fernández Puertas y la familia Cabot Bestard.
 
Es de justicia recordar aquí a dos personas que fueron martirizados por acoger y esconder a redentoristas:
 
- ROBERTO GONZÁLEZ NANDÍN Y SOBRINO
Roberto González Nandín y sobrino, nació el 5 de Marzo de 1887 en Cádiz, en la calle Baluarte nº 8; hijo de Roberto González Nandín Fernández y Francisca Sobrino Tourné. Casado con Dª Concepción Fernández de la Puente Gómez. Estudió en el Instituto Columela de Cádiz, se graduó en Estudios Mercantiles; aprueba las oposiciones de Profesor Mercantil en 1914. Trabajará en varios lugares impartiendo la asignatura de Administración Económica y Contabilidad pública, entre ellos en la Escuela Profesional de Comercio de Cádiz, donde está hasta 1935. Según el Pdrón de Madrid a fecha de diciembre de 1935, se traslada al Piso 2º del número 3 de la calle Manuel Silvela en enero de 1936 junto a su madre, ya viuda. Era un hombre de profundas creencias religiosas, y cuando la comunidad de redentoristas se dispersa, él acoge en su casa al P. José Mª Urruchi y H. Máximo Perea; este último se intercabió con el H. Pascual Erviti, y allí se sintieron estos misioneros como en su propia casa. Todos los días pudieron celebrar la Eucaristía, rezar, y animarse unos a otros. Pero el 21 de agosto de 1936, a las 10 de la mañana, se presentaron unos milicianos para un registro. D. Roberto estaba trabajando en su despacho; pero descubrieron a los dos religiosos; inmediatamente mandaron llamar al cabeza de familia. Los tres fueron subidos al coche y trasladados a la cheka del Palacio de Rodas. Su cadáver fue identificado por un vecino en el depósito de cadáveres en día siguiente, con una etiqueta que decía “traído de Getafe”. Murió sin hijos; su madre y su esposa quedaron el resto de la guerra civil desamparadas en Madrid. A él, el Señor premió su caridad y hospitalidad compartiendo la palma del martirio con aquellas personas que había acogido en su hogar.
 - LINO VEA MURGUÍA Y BRU,Pbro.
D. Lino era un sacerdote de la Diócesis de Madrid, nacido en Madrid en 1901, que vivía junto a su madre viuda y anciana, Dª Trinidad Bru González, en un piso situado en el piso 1º del número 9 de la calle Francisco de Rojas. Entre otras tareas era capellán de las RR. Esclavas del Sagrado Corazón. Un hombre grande de profunda espiritualidad, que estaba en búsqueda para vivir su sacerdocio de forma más plena.  
La cercanía al Santuario del Perpetuo Socorro le hizo trabar una gran amistad con la comunidad de misioneros redentoristas; se dirigía con el P. José Machiñena, al que comentó la posibilidad de ingresar como redentorista; este le pidió paciencia, pues su madre era anciana, estaba viuda y sólo estaba él de hijo; su responsabilidad principal estaba en cuidar de ella; cuando ella faltase cabría hacerse de nuevo la pregunta.  
Cuando comenzó la persecución religiosa, su amistad para con los redentoristas se tradujo en acogida; en su casa fueron acogidos 2 religiosos ancianos (el P. Manuel Santamaría y el H. Nicesio Pérez del Palomar) y otro religioso para cuidarlos, el H. Gregorio Zugasti. Formaron en aquel pisito una auténtica comunidad, que sirvió de Noviciado a D. Lino. Allí estuvieron hasta el 27 de julio en que se presentó el portero pidiéndole entregara a los redentoristas. D. Lino, vestido aún con su sotana, se encaró con el portero, recordándole que ese era su hogar, que los tres religiosos eran sus invitados, y que no saldrían de allí sino por encima de su cadáver; los 3 redentoristas no quisieron crearle problemas a quien con tanta amabilidad y caridad les había abierto su casa y decidieron buscar otro refugio.
Pero a D. Lino  el careo con el portero y el gesto de protección y caridad hacia sus huéspedes, debió de ser el juicio de D. Lino, pues a los pocos días fue sacado. Así nos presenta la escena un testigo que lo escuchó del mismo protagonista como fue el P. Ibarrola:
“El día 27 se presentó el portero acompañado de un chófer, para intimar a la señora: ‘Echelos usted inmediatamente; no aguanto más’. Se le rogó bondadosamente que esperara hasta buscarles casa o pensión. Mas él forzó despectiva y molestamente a que los abandonara. ... Ante esa rabiosa orden, el hijo de la señora, el inolvidable Don Lino, replicó valientemente: ‘Pues no saldrán de mala manera, si no es por encima de mi cuerpo’. Dignísirno sacerdote, celosísimo de las almas; el día de la Virgen caía, Mártir de Dios. Amado, llorado e invocado” (JM. Ibarrola, Nuestros mártires, en Revista el Perpetuo Socorro, año 1940, p. 186).
Efectivamente, el día 15 hubo un registro que terminó con la detención de D. Lino. Su cadáver apareció en la mañana del día 17 de agosto junto a la tapia del cementerio, con la cara ensangrentada. Tan desfigurado estaba que Pepita Moreno, una señora del santuario del Perpetuo Socorro, se encontró "al santo y noble sacerdote, vecino de los redentoristas y entrañable amigo suyo, don Lino Vea-Murguía y Bru,...en el depósito de cadáveres, pero no lo reconoció; sin embargo, el hecho de ser sacerdote le bastó para que hiciera el piadoso oficio de lavarle las manos teñidas en su propia sangre, haciéndose pasar por familiar suya. Después de salir del depósito supo que era él, y al día siguiente logró acompañarlo hasta la sepultura, ocupando un asiento en el baquet del furgón que lo llevó a enterrar" (De Felipe, Nuevos Redentores, Perpetuo Socorro, Madrid 1962, p. 29).
Inhumado como desconocido, fue identificado a través de las fotografías tomadas en el depósito judicial y por el testimonio de Pepita con fecha de 30 de septiembre de 1939. Su profesión fue el compartir con Cristo su misma muerte y dar testimonio de su fe y vida ministerial.

A la sombra del Santiario del Perpetuo Socorro surgió un grupo de jóvenes seglares, que comenzaron a caminar el 26 de marzo de 1933, dirigidos por los PP. Riuz Abad en primer lugar y José María Ibarrola después. Asociados a la Acción Católica, se designaron como Centro Mariano Alfonsiano. Pronto floreció en afiliados; y cuando llegó la persecución religiosa 9 de sus integrantes sufrieron muerte violenta, entregando sus vidas desde los valores del Evangelio.
 
 

martes, 6 de noviembre de 2012

Esperando la declaración de martirio

Hoy celebra la iglesia española la memoria de los "Mártires del siglo XX"; ¡que mejor forma de celebrarlo que recibiendo una buena noticia del proceso de beatificación de los Redentoristas martirizados en Cuenca!
 
Efectivamente, en junio de 2011 se celebró el congreso de Teólogos que estudió la vida y muerte de los PP. Javier Gorosterratzu, Ciriaco Olarte, Miguel Goñi, Julián Pozo, Pedro Romero y el H. Victoriano, y unanimemente estos dijeron que los 6 redentoristas habían muerto como mártires.
 
Esta mañana, 6 de noviembre de 2012, ha tenido lugar en Roma la Congregación de Cardenales y Obispos para el estudio de la Causa del P. Gorosterratzu y 5 compañeros redentoristas, actuando de Cardenal Relator el español Antonio Cañizares; el resultado del estudio ha sido el mismo que el de los teólogos: voto unanimemente positivo por parte de todos los que la han estudiado.
 
Después de este paso, el Cardenal Prefecto de la Congregación de los Santos comunicará al Papa Benedicto XVI el veredicto de los cardenales y obispos, ante lo cual, en las próximas semanas el Santo Padre firmará el Decreto de Martirio. Este decreto nos abrirá las puertas para que nuestros cohermanos sean beatificados en la celebración que se tiene prevista celebrar en España el 27 de octubre de 2013. 
 
Este año el 9 de noviembre, aniversario de la fundación de la Congregación del Santísimo Redentor, tendrá un motivo especial para dar gracias a Dios: el reconocimiento de la Iglesia universal que la muerte de forma violenta de 6 redentoristas en Cuenca en el contexto de persecución religiosa es considerada como muerte martirial.